Sancho: “¿Qué diablos de venganza hemos de
tomar-respondió Sancho-, si éstos son
más de veinte, y nosotros no más de dos, y aún quizá no somos sino uno y medio?”
Don Quijote:
“Yo valgo por cientos-replicó Don
Quijote-”
¿Nunca os ha pasado que intentáis hacer más cosas de las que realmente
podéis? ¿No os ocurre que hay días en los que 24 horas se quedan cortas?
A mí sí.
A veces
intentamos responder a tantas cosas en tan poco tiempo, comprometernos más de
lo que realmente deberíamos, y todo ello conlleva a una gran situación de
estrés.
Pensamos que podemos hacer lo mismo que 100
personas en la mitad de tiempo, porque todo es cuestión de organizarse, eso
solemos decir. En cierto modo es así, sin organización es imposible que las
cosas nos cundan, pero incluso siendo la persona más organizada estoy segura de
que en algún momento de tu vida has acumulado tantas cosas que al final has
tenido que dejar alguna a medias, pasar sueño o renunciar.
En este
capítulo Don Quijote se sobrevalora, se cree quien realmente no es, se enfrenta
a algo que le queda totalmente grande, y… ¿por qué? Puede ser que simplemente
por orgullo, porque al igual que hemos dicho antes intentamos abarcar todo lo
que se nos pone por delante sin pensarlo ni valorarlo.
El orgullo
nos lleva a no decir NO, una palabra realmente importante. Al mismo tiempo no
siempre es orgullo de lo que debemos hablar puesto que a veces nos
sobrevaloramos pensando que vamos a tener tiempo para todo porque no queremos rechazar
esas propuestas u ofertas, bien porque nos gustan o porque las necesitamos sin
más remedio, y estamos dispuestos a estar los 7 días de la semana ocupados.
Para terminar
os plantearé una pregunta en relación a lo dicho anteriormente:
¿Creéis que llevamos una vida demasiado estresante?
LUCÍA.